Fue otro 1° de Mayo, durante la dictadura cívico-militar y la guerra de Malvinas, cuando la Fuerza Aérea Argentina desplegó una intensa actividad sobre la flota británica estacionada alrededor de las islas.
Cliqueando aquí, todos los interesados pueden conocer los detalles de esas operaciones. Resalto unas líneas:
el Reg. 25 de Infantería, al mando del Coronel Mohamed Alí Seineldin, soportó casi 50 toneladas de bombas, que no realizaron daños de importancia en la pista de Puerto Argentino, y a su vez, al grito de ¡Viva la Patria!, los soldados del 25 reprimieron el intento de desembarco inglés con fuego de metralla...
Bueno, ahora se entiende mejor.
Se habla mucho de "malvinización" o "desmalvinización". Lo cierto es que el pasado no puede construirse en base a la mentira:
El verdadero bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina no fue el 1 de Mayo de 1982 sino el 16 de Junio de 1955.
Fue ese día cuando los aviadores dispararon por primera vez ametralladoras y arrojaron bombas sobre sus propios compatriotas.
No existía en aquel entonces ni siquiera el argumento falaz de la "subversión".
El teatro de operaciones no era el área marítima donde anclaban los HMS (1) Arrow, Glamorgan, Alacrity, Shefield, etc., sino una zona urbana, la que tenía como eje a la Avenida de Mayo y corría desde la Casa Rosada al Congreso, pasando por la estrecha Plaza Lorea donde más muertes inocentes se registraron. Los blancos no eran gurkas armados hasta los dientes, ni paracaidistas escoceses ni integrantes de los comandos SAS, sino civiles y compatriotas desarmados, maestras que apuraban el paso para llegar a tiempo a sus escuelas, chicos con guardapolvos blancos (blancas palomitas), jubilados y comerciantes, trabajadores y, por cierto, unos cuantos sindicalistas que pedían armas para defender "al régimen". Esos valientes que ametrallaban desde el aire, dijeron luego, querían matar a Perón. Un poco demasiado excesivo para un hecho que podría resolverse con un puñado de asesinos entrenados, decididos y de a pie.
Es preciso no olvidar lo que hicieron esos cobardes.
Se decía en aquel entonces que la Fuerza Aérea era tan peronista como británica la Armada. El Ejército, entretanto, abandonaba su tradición prusiana y adquiría gradualmente el estilo de EEUU.
Con su habitual ironía, Jorge Abelardo Ramos escribió alguna vez que los uniformes de los marineros argentinos incluían un pañuelo negro de luto, en memoria del almirante Nelson herido mortalmente en Trafalgar.
La Fuerza Aérea Argentina había sido equipada con adquisiciones a la industria británica: cazas birreactores Gloster Meteor, transportes bimotores Bristol y bombarderos cuatrimotores Avro Lincoln.
Fueron justamente esos Gloster con base en Tandil los que ametrallaron a multitudes civiles a lo largo de la Avenida de Mayo junto con algunos Vought F4U Corsario y North American AT6 Texan de la Armada provenientes de Punta Indio (Nota: información ampliada gracias a las observaciones de un lector).
Uno de los pilotos más entusiastas de tal masacre fue el capitán Osvaldo Cacciatore (cazador, en italiano), quien tras su raid enfiló valientemente proa a Montevideo. En esos años, Uruguay era el refugio habitual del antiperonismo.
Perón degradó a Cacciatore, aunque debió fusilarlo por traición a la Patria. La Revolución Libertadora no se limitó a reincorporarlo: lo ascendió a brigadier por los patrióticos servicios prestados.
La dictadura cívicomilitar de 1976-1983 fue un golpe antiperonista. Además de Cacciatore, también Martínez de Hoz, Perriaux, Massera, Suárez Mason, Licciardo, etc., habían sido partícipes activos de la Libertadora.
El plan económico de la dictadura se propuso como objetivos primordiales desarmar hasta sus cimientos los derechos sociales institucionalizados por el primer peronismo, destruyendo asimismo el sector público cuyo objetivo era poner la economía al servicio de los ciudadanos y no al revés, al de las corporaciones o de otras naciones.
Se entiende así por qué una empresa como Acindar fue tan beneficiada por Martínez de Hoz (su ex-presidente del directorio) mediante protecciones arancelarias y créditos a tasa subsidiada: sus dueños, los Acevedo, se habían iniciado en los últimos años '30 como testaferros del Grupo Bemberg.
La constructora Acevedo-Shaw fue una de las empresas del Grupo liquidadas por el gobierno peronista.
Los Acevedo y los Bemberg decían que eran objeto de persecución por inquina personal de Evita contra "los oligarcas". Lo cierto es que eran investigados por una monumental evasión impositiva desde 1936.
Lo cierto es que el peronismo tan estúpidamente criticado por la izquierda dogmática, había otorgado a sus trabajadores la propiedad de todas las cervecerías del Grupo, comenzando por la Quilmes. El 50% de las acciones quedó en manos de los obreros, y la otra mitad se repartió entre el Sindicato de Cerveceros y la CGT.
Con libertad (y memoria) no ofendo ni temo.El verdadero bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina no fue el 1 de Mayo de 1982 sino el 16 de Junio de 1955.
NOTA A PIÉ DE PÁGINA
(1) La denominación "HMS" se refiere a todos los navíos de la Armada británica. Textualmente, "navío de Su Majestad". No se creía necesario aclarar que Su Majestad era la que reinaba en Inglaterra acaso porque era la Única Majestad del Mundo. Desde el siglo XVI, China tenía una similar cosmovisión. Para los chinos, el Celeste Imperio ERA EL MUNDO. Los comerciantes británicos que llegaban a Hong Kong, Goa, etc., debían hacer un trámite previo antes de comprar y vender mercadería (preferentemente opio): era obligatorio declararse leales súbditos del Emperador chino, algo que aceptaban con entusiasmo dado su proverbial pragmatismo.
La víctima de los carniceros que ilustra la foto, una mujer que perdió su pierna como consecuencia de los ametrallamientos, fue hallada por funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos en 2011. Nunca había iniciado acciones legales ni reclamado resarcimientos por su invalidez. Sólo se convirtió en parte de la Argentina invisible.